Este castillo del siglo XII, fue la residencia de los Condestables durante el siglo XVI. Al poco tiempo los Comuneros incendiaron el edificio, destruyéndolo casi en su totalidad. Sobre las ruinas, el Condestable Iñigo I construyo un nuevo palacio. Tenia unas enormes murallas que con un foso de 60 pies de ancho y 40 de profundidad. Dentro de ellas, el espacio se repartía en dos pisos sobre el nivel del suelo, y varios subterráneos.
En el siglo XVIII, el castillo fue de nuevo asediado y lo que quedo de el son los restos que actualmente se conservan: Parte de la muralla exterior y el Cubo del Palacio, donde en la actualidad se encuentra el deposito del agua, que en sus tiempos albergaba la prisión en su interior .Lo que mas curioso me resulto de este lugar , fue el hecho de que las ruinas de algo tan señorial como fue un palacio, hoy día formen parte de la huerta de una vivienda particular, algo que no deja de ser sorprendente.
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