Durante la epidemia de peste del 1713, el Emperador Carlos VI prometió a su pueblo que cuando la ciudad fuera liberada de esta enfermedad, construiría un templo dedicado a San Carlos Borromeo, el patrón de la lucha contra la peste.
Seguramente lo priemro en que te fijas del templo, y lo que más llama la atención son las dos columnas del exterior, inspiradas en la Columna de Trajano de la ciudad de Roma, con una decoración en espiral que representa escenas de la vida de San Carlos Borromeo.
Una vez en el interior de la iglesia, al mirar hacia el techo se pueden observar los preciosos frescos pintados en la cúpula que representan la apoteosis de San Carlos Borromeo.
El templo tardó 25 años en construirse,siendo un largo y lento proceso.
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