lunes, 5 de diciembre de 2011

Valença


Hace años todo eran gangas y cruzar la aduana para comprar en esta ciudad fronteriza con Galicia era una aventura. A pesar de que hoy los precios de los productos se han puesto parecidos a los españoles,sigue siendo un lugar al que acude mucha gente tanto para comprar como para visitar.




Hay quien opta por la tradicional feria de los miércoles,con más de 350 puestos,y quien prefiere ir los sábados a las casi 150 tiendas que se congregan dentro de su fortaleza medieval.
En diciembre, con la cercanía de las Navidades, aumenta el número de visitantes.
Pero Valença, separada de Tui por las aguas del río Miño, es más que todo eso.



A pesar de haberse expandido bastante, su alma sigue siendo el recinto fortificado del siglo XVII.
El recinto está formado por dos murallas superpuestas. Entre ellas discurre un trazado de callejuelas con el suelo de cantos rodados.




En su pequeño perímetro se reparten cuidadas viviendas populares de una sola planta, hasta cinco templos religiosos y varias placitas. Es como Portugal a escala pequeña. Sobre todo, la praça da República y sus edificios adornados con azulejos, balcones forjados y celosías.

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